Publicado por Adriana Castillo en el Últimas Noticias, el 7 de mayo del 2009.
Son las 5 am y aunque el gallo no ha cantado todavía ya en casa de Marienela Ortiz, en Los Jardínes de El Valle, huele a arepita caliente. Ella, madre de una niña y dos niños, ya está bañada, perfumada y acomodada para emprender un día lleno de responsabilidades.
Su temple de acero, su coraje ante las adversidades y la constancia por conseeguir sus objetivos le han valido entre sus amistades epítetos de mujer valiente.
Con el alba, ella enciende sus motores y hacer magia con el tiempo para dejar todo acomodadito, pues si hay algo que le sobra a esta mujer de 33 años es disciplina. "Hago el desayuno, levanto a los niños, les plancho el uniforme y me voy volando al trabajo", relata.
La mañana corre y sin darse cuenta debe volver a mediodía a la casa y recibe a Francys Gabriela, de 12; Joaquín de 10 y Willys Eduardo, de 8, cuando llegan del colegio. "Les sirvo su comida y salgo disparada para el trabajo", cuenta.
A las 5 pm comienza el segundo tiempo. Se va corriendo a casa a pelear con el cansancio y a enfrentar responsabilidades del hogar. A las 11 pm cae exhausta.
Mágica oportunidad. Marienela es una mujer a la que la vida e dio la oportunidad de cambiar, pues ella encontró apoyo en Aliadas en Cadena, asociación civil que ayuda a mujeres de escasos recursos a crecer y combatir la pobreza a través de programas de capacitación en tecnología.
“Esta asociación la siento como parte de mí porque me ha ayudado a ser la mujer que soy. En mi vida hubo un cambio mágico. Pasé de ser una mujer que estaba en casa todo el día a ser una madre que trabaja para sus hijos”.
De la Escuela Taller de Computación egresó como Técnico en sistemas operativos y reparación de equipos, y conjuntamente sacó el bachillerato.
Hizo pasantías en Banco Fondo Común, institución que fue aliada de la asociación, y luego le ofrecieron empleo en Aliadas en Cadena, donde desde hace dos años es asistente de Soporte Técnico. Comenta entusiasmada que en julio iniciará su carrera de ingeniería de sistemas en la Aldea Universitaria Fray Pedro de Ágreda.
CICATRICES EN EL ALMA
Lllega el sábado y aunque la responsabilidad de madre no termina, ella se siente satisfecha de que la semana culminó con tres hijos vestidos y bien comidos.
“Los fines de semana me da chance de compartir con ellos, cosas que no hacía antes porque no tenía una entrada de dinero. Teníamos que quedarnos en la casa. Ahora los puedo llevar al parque o a comerse un helado”, relata satisfecha.
Son las 5 am y aunque el gallo no ha cantado todavía ya en casa de Marienela Ortiz, en Los Jardínes de El Valle, huele a arepita caliente. Ella, madre de una niña y dos niños, ya está bañada, perfumada y acomodada para emprender un día lleno de responsabilidades.
Su temple de acero, su coraje ante las adversidades y la constancia por conseeguir sus objetivos le han valido entre sus amistades epítetos de mujer valiente.
Con el alba, ella enciende sus motores y hacer magia con el tiempo para dejar todo acomodadito, pues si hay algo que le sobra a esta mujer de 33 años es disciplina. "Hago el desayuno, levanto a los niños, les plancho el uniforme y me voy volando al trabajo", relata.
La mañana corre y sin darse cuenta debe volver a mediodía a la casa y recibe a Francys Gabriela, de 12; Joaquín de 10 y Willys Eduardo, de 8, cuando llegan del colegio. "Les sirvo su comida y salgo disparada para el trabajo", cuenta.
A las 5 pm comienza el segundo tiempo. Se va corriendo a casa a pelear con el cansancio y a enfrentar responsabilidades del hogar. A las 11 pm cae exhausta.
Mágica oportunidad. Marienela es una mujer a la que la vida e dio la oportunidad de cambiar, pues ella encontró apoyo en Aliadas en Cadena, asociación civil que ayuda a mujeres de escasos recursos a crecer y combatir la pobreza a través de programas de capacitación en tecnología.
“Esta asociación la siento como parte de mí porque me ha ayudado a ser la mujer que soy. En mi vida hubo un cambio mágico. Pasé de ser una mujer que estaba en casa todo el día a ser una madre que trabaja para sus hijos”.
De la Escuela Taller de Computación egresó como Técnico en sistemas operativos y reparación de equipos, y conjuntamente sacó el bachillerato.
Hizo pasantías en Banco Fondo Común, institución que fue aliada de la asociación, y luego le ofrecieron empleo en Aliadas en Cadena, donde desde hace dos años es asistente de Soporte Técnico. Comenta entusiasmada que en julio iniciará su carrera de ingeniería de sistemas en la Aldea Universitaria Fray Pedro de Ágreda.
CICATRICES EN EL ALMA
Lllega el sábado y aunque la responsabilidad de madre no termina, ella se siente satisfecha de que la semana culminó con tres hijos vestidos y bien comidos.
“Los fines de semana me da chance de compartir con ellos, cosas que no hacía antes porque no tenía una entrada de dinero. Teníamos que quedarnos en la casa. Ahora los puedo llevar al parque o a comerse un helado”, relata satisfecha.
Marienela está llena de penas. Lleva cicatrices de un tiempo difícil, en el que tuvo que levantar a una familia sin un techo donde reposar y cargar además con los golpes, morales y físicos, que recibió del padre de sus hijos.
“Hasta que nació mi tercer hijo vivía en casa con mi mamá en Maracay. Al tiempo tuve que irme de allí y venirme para Caracas sola, sin tener adonde ir. Viví arrimada un tiempo, después conseguí una casa alquilada donde viví tres años. Luego la casa se cayó y quedé prácticamente a la deriva”, recuerda.
Comenta que a raíz de que fue vícitima de la violencia doméstica decidió buscar la ayuda profesional de Aliadas en Cadena, dando crédito a la frase de que todo lo negativo trae consigo algo positivo.
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